¡Viva María Auxiliadora!
Una vez más el amor a nuestra madre nos congregó como familia para participar de la multitudinaria Procesión en su honor.
La imagen de María caminó por las calles de nuestro barrio... y su presencia real también se hizo sentir en el fondo de nuestro corazón.
Ahora, ¡a dar testimonio del amor de Dios!, que se hizo patente en una madre tan buena.
*