Novena a Don Bosco - Quinto día
Quinto día
Señal de la cruz. Pésame.
Meditamos sobre el amor al prójimo
Este mandamiento lo hemos recibido de Dios. No se puede amar a Dios si no amamos a nuestros hermanos.
Don Bosco nos dice: “Es con el amor, con la caridad, como podemos llegar al corazón de los hombres.” Amar al prójimo sinceramente significa no envidiar, soportar tiernamente los defectos, socorrernos unos a otros, desear a todos el bien, y, llegado el caso, ofrecerse voluntariamente por la salvación del otro, a ejemplo de Jesucristo, que derramó su sangre por amor a todos.
Como un signo de compromiso, te invitamos a perdonar sinceramente a quienes sientas que te han ofendido.
Oración: ¡Querido Don Bosco! Tú que amaste con amor tan fuerte y práctico a tus semejantes, especialmente a los jóvenes, y que entregaste lo más precioso de tu inteligencia y lo mejor de tu vida practicando la caridad con todos, consigue del Señor que, amando nosotros también a nuestro prójimo con sinceridad, merezcamos un día alcanzar la felicidad que Jesús prometió a quienes cumplieran este mandato. Amén.
Confiamos esta intención en las manos de Dios, que es nuestro Padre, y de María, a quien Don Bosco nos enseñó a amar. (Padrenuestro y Avemaría.)
San Juan Bosco, ruega por nosotros.
Señal de la cruz. Pésame.
Meditamos sobre el amor al prójimo
Este mandamiento lo hemos recibido de Dios. No se puede amar a Dios si no amamos a nuestros hermanos.
Don Bosco nos dice: “Es con el amor, con la caridad, como podemos llegar al corazón de los hombres.” Amar al prójimo sinceramente significa no envidiar, soportar tiernamente los defectos, socorrernos unos a otros, desear a todos el bien, y, llegado el caso, ofrecerse voluntariamente por la salvación del otro, a ejemplo de Jesucristo, que derramó su sangre por amor a todos.
Como un signo de compromiso, te invitamos a perdonar sinceramente a quienes sientas que te han ofendido.
Oración: ¡Querido Don Bosco! Tú que amaste con amor tan fuerte y práctico a tus semejantes, especialmente a los jóvenes, y que entregaste lo más precioso de tu inteligencia y lo mejor de tu vida practicando la caridad con todos, consigue del Señor que, amando nosotros también a nuestro prójimo con sinceridad, merezcamos un día alcanzar la felicidad que Jesús prometió a quienes cumplieran este mandato. Amén.
Confiamos esta intención en las manos de Dios, que es nuestro Padre, y de María, a quien Don Bosco nos enseñó a amar. (Padrenuestro y Avemaría.)
San Juan Bosco, ruega por nosotros.